Persona soñadora, que vive en las nubes. El poeta nicaragüense Rubén Darío usó esta palabra en su poema Epístola, que escribió en homenaje a la esposa de Leopoldo Lugones: Que ando, nefelibata, por las nubes... Entiendo. Que no soy hombre práctico en la vida... ¡Estupendo! Y volvió a usarla en Mar Latino: Nefelibata contento, creo interpretar las confidencias del viento la tierra y el mar... Se trata de un cultismo (voz de creación culta, no nacida en el habla popular) que se formó con las palabras griegas nephéle ‘nube’ y bates ‘el que anda’. No conocemos ninguna referencia sobre su uso antes de Darío, que vivió entre 1867 y 1916. Nefelibata nunca había aparecido en ningún diccionario antes de ser incluida en el de la Real Academia, en 1984. En portugués, nefelibata se registra con el mismo origen y significado a partir de 1899.
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