Palabra proveniente del egipcio copto wahe ‘lugar fértil’, que dio lugar al griego oasis y al latín, con la misma forma y significado. Los romanos llamaron así a dos lugares del desierto de Libia: Oasis mayor y Oasis menor, hacia donde eran enviados los criminales en la época del Imperio. La palabra griega llegó al francés con su sentido original y luego a nuestra lengua en la segunda mitad del siglo XIX. En español, además de ‘lugar fértil en el desierto’, oasis significa una ‘tregua, descanso, refugio en las penalidades o contratiempos de la vida’.
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