Revuelta multitudinaria y anárquica, generalmente de carácter localizado, contra una autoridad. En la terminología naval, se entiende como revuelta que se limita a un navío, como ocurre en la película El motín del Caine (1954), basada en la novela del autor estadounidense Herman Wouk, del mismo título, que ganó el Premio Pulitzer en 1952.
El vocablo llegó al castellano procedente del francés mutiner, usada en esa lengua por lo menos desde el siglo XIV, inicialmente bajo la forma meutiner, derivado del francés antiguo meute ‘rebelión’, ‘motín’, y este del latín mŏvĭta ‘movimiento’.
El testimonio más antiguo que encontramos de motín en castellano data de fines del siglo XV, en la Crónica de los Reyes Católicos, que fue consignada por Alonso de Santa Cruz entre 1491 y 1516: Y lo estorbó un motín que nació de entre Ytalianos y españoles; y a esta causa cesó por entonces el combate.
En el francés actual se dice émeute, derivado vocablo antiguo citado más arriba —mientras que mutin se refiere a un rasgo de carácter, ‘rebelde o malicioso’—. La palabra se encuentra asimismo en el catalán motí, en el gallego motín y en el portugués motim.
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