Acuerdo de Trump con México: Nuevo NAFTA?
Por Edward Alden
28 de agosto de 2018 - Con la finalización de un acuerdo entre los Estados Unidos y México para revisar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (NAFTA, por sus siglas en inglés), el enfoque del presidente Donald J. Trump a las negociaciones comerciales está a punto de enfrentarse a su desafío. ¿Puede su táctica dura de amenazar a sus aliados con imponer tarifas tener éxito en obligar a otros países a revisar las reglas comerciales de manera a que favorezcan a los Estados Unidos?
¿Un acuerdo de voluntades?
El acuerdo anunciado esta semana debe verse como una victoria parcial. Ambos países demostraron una flexibilidad considerable: México acordó cambios en las reglas para la producción de automóviles que devolverian algunos empleos a su vecino del norte y los Estados Unidos cedería en algunas de sus demandas más extremas, como una estipulación de contenido estadounidense en la fabricación de automóviles y una clausula de expiración (del acuerdo).
¿Le dan la espalda al Canadá?
La verdadera prueba será con Canadá. Después de observar desde afuera cómo Estados Unidos y México llegaron a un acuerdo bilateral, Ottawa se enfrenta ahora una serie de demandas controversiales con un tiempo límite, este viernes. Trump ha declarado claramente que está preparado para mantener un acuerdo bilateral con México y dejar a Canadá fuera.
Los desacuerdos son severos. Los Estados Unidos y México han acordado una serie de disposiciones que son inaceptables para Canadá, incluida la eliminación de disposiciones especiales para la resolución de controversias y protecciones adicionales para medicamentos de marca que el Canadá rechazó durante las negociaciones para la Alianza Transpacífica de Libre Comercio (TPP, por sus siglas en inglés).
Si finalmente se excluye a Canadá, el acuerdo de Trump con México resultará más en un desacuerdo que en un acuerdo comercial. El comercio de automóviles, por ejemplo, está totalmente integrado en América del Norte, y un NAFTA sin Canadá obligaría a una reconfiguración radical de esas cadenas de suministro.
¿Qué viene después?
La otra incógnita es el Congreso de EE.UU. Si bien Trump está presionando para enviar rápidamente la notificación del acuerdo a los legisladores, cualquier voto tendrá que esperar hasta la nueva sesión del Congreso, después de las elecciones de mitad de período de noviembre de 2018. Esto significa que la Cámara de Representantes, al menos, estaría controlada por los demócratas, y es poco probable que le hagan ningún favor a Trump, especialmente dado que el acuerdo parece que hace muy poco sobre las preocupaciones del partido sobre los derechos laborales en México. Mientras tanto, las empresas no están satisfechas con otros aspectos del acuerdo, como el debilitamiento de los mecanismos de resolución de disputas entre inversores y los estados que protegen sus inversiones en México. Eso podría costar algunos votos republicanos.
Lo mejor que se puede decir de este acuerdo es que es un primer paso audaz y que indica que la administración de Trump está preparada para negociar nuevos acuerdos comerciales y no solo usar tarifas para proteger el mercado de los EE. UU. Pero los obstáculos que se avecinan son grandes.
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